sábado, 11 de febrero de 2012

MUJER LUCHADORA, MUJER VALIENTE

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Siempre soñó con ser la protagonista de una de esas novelas que tanto le gustaba leer, a fin de poder visitar aquellos lugares insólitos que poblaban esos libros, conocer gente nueva que incitara su riqueza vital a cada paso que diera, hacerse consciente de cada minuto que recorriera colmando de esplendor su espíritu.

Pero una noche se acostó exhausta y al despertar la mañana siguiente se encontró con un marido al otro lado de la cama y dos hijos que requerían su atención constantemente.
No le quedó otra que adaptarse y hacer una mudanza en la intención de sus sueños, simplemente hacer fluctuar sus motivaciones hacia otro lugar, hacia lo que ahora le ocupaba.
Poco a poco lo fue consiguiendo, obligándose a sentirse cómoda en esa coyuntura.  El amor por su marido nunca desapareció, tan sólo se transformó en un cálido afecto que saciaba sus necesidades afectivas.  Y sus hijos, sus hijos se convirtieron en su motivo, en la razón por la que vivir, acompañándolos mientras forjaban sus propias experiencias, siempre con un sabio consejo y un abrazo a tiempo.  Momentos interminables de felicidad.

A veces la rutina la inundaba y la sumía en una transitoria tristeza, tal vez una añoranza por la juventud que quedó atrás con tantos momentos que habían formado parte de ella tan intensamente, pero en seguida la sonrisa de alguno de los suyos la devolvía al estado de alegría que reinaba en sus quehaceres.
Y un día decidió acoplar aquellos sentimientos antiguos a su vida actual, convergiendo en una serenidad que la arropa desde entonces.

Hoy ella vive plenamente feliz, con un marido al que ama, con dos hijos a los que adora ciegamente, y con muchos libros en la mesilla al lado de la cama, que hacen que duerma cada noche soñando radiante con su propia realidad.


Esta historia está dedicada especialmente a Dolors Guerrero, una mujer luchadora y valiente, con una sabiduría especial, y por extensión a todas esas mujeres y madres que en un momento dado supieron anteponer el cuidado de su familia a cualquier deseo personal.


Juan Carlos Pascual

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