lunes, 23 de enero de 2012

DESCUBRIENDO UNIVERSOS NUEVOS

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Cierro los ojos. Intento concentrarme en la respiración, haciéndola pausada, tratando de evitar quedarme mucho tiempo en un pensamiento. Inspiro. Noto el aire acariciando mis fosas nasales mientras se adentra en mi organismo cargado de oxígeno. Espiro. Se cumple el ciclo y expulso lentamente el mismo aire por la boca, sintiendo cómo se marcha incluso por las mínimas separaciones que pueda haber entre los dientes. Repito el proceso una y otra vez. Medito en la oscuridad de mi habitación, con una vela encendida y una barra de incienso aclimatando con su aroma el espacio que me rodea.
De repente, y durante un ínfimo instante, todo cambia. En la holgura que queda entre inspiración y espiración, en ese breve lapso, la realidad altera su entidad mostrando un nuevo universo dentro de mi materia vital.
Entonces lo sé todo, conozco las respuestas a los recovecos de todos los porqués, me vuelvo un alma omnisciente.

Pero entonces vuelvo a respirar...


Juan Carlos Pascual

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