martes, 13 de noviembre de 2012

QUIEBROS

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Fotografía de Isabel Talleda

Una vez fui una hoja verde cumplió su sueño de volar para ver las maravillas que el mundo me podía ofrecer.  Y así, en la travesía que comenzó al desprenderme de la rama que siempre me sostuvo pude disfrutar los manjares visuales que desfilaron ante mí.

Vi tejados bombardeados por las inclemencias del clima inestable cubiertos por nidos de cigüeñas viajeras.
Sobrevolé el abandono que asola toda clase de movimiento conquistándolo a base de dulces mentiras, así como nubes de cemento empeñadas en tapar un sol que se marchó tiempo ha, como un dios decepcionado con su propia creación.

Contemplé vueltas de tuerca pasadas de rosca y noviembres remanentes de tibieza, también sillas que reinan en los pasillos como héroes deprimidos que perdieron su esplendor tras humillantes derrotas.
Escuché los cuentos que trae consigo el viento, el mismo que me transportaba, hablando de caminos olvidados en tradiciones inconclusas y de espejos que no devuelven miradas si no neblinas cargadas de rencor.

Ruecas que sólo tejen en azabache, mensajes incomprensibles escritos a pluma sobre las piedras desahuciadas, semáforos teñidos de un rojo permanente, cenicientas de zapatos prietos que padecen de insomnio crónico.

Admiré a las estatuas de mármol que se lamentan por su inédita movilidad y se aferran al pedestal que las suspende en el aire contaminado.
Observé las paredes que lloran recuerdos ensangrentando su antigua firmeza, aquella que cobijó esperanzas de futuros prometedores y promesas que inevitablemente se demoraron eternamente.

Ecos de la voz de otros tiempos, como el gramófono que alguien olvidó desconectar y sigue sonando sin saber que sólo lo invisible atiende a sus canciones.

Y así morí, cayendo y retumbando sobre las ajadas baldosas que cubren el legendario suelo del palacio de los sueños de cristal quebrado.



Este texto está escrito con motivo de la magnífica exposición fotográfica “Quiebros” de mi gran amiga Isabel Talleda, que puede admirarse en la Agrupación Fotográfica de Montcada i Reixac durante el mes de noviembre de 2012.
Ella me pidió poner palabras a sus imágenes y este es el resultado.
Obviamente va dedicado a ella.

 

Juan Carlos Pascual

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