lunes, 10 de septiembre de 2012

LA INVISIBILIDAD QUE NOS RECONOCE

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La rutina se repite ante mi a cada deshonesto segundo que se manifiesta en las manecillas de un reloj cochambroso que hace tiempo dejé de llevar.  El hastío de vuestras pródigas vidas que paseáis ante mi lúgubre envoltorio de color rosado hace que mi interior sea vomitado hacia arriba hasta que la gravedad hace su cometido y lo transforma en un pútrido charco bajo mi cuerpo de vidrio.  No tenéis nada para mi.  Me usáis cruelmente, saciáis vuestra sed de desmadre con mi propia sangre y cuando estáis satisfechos me tiráis con desprecio a las inmundas calles de la ciudad de los sueños soñados con inapetencia.  Cada uno de vosotros se cree especial, elegido, algo así como el centro del universo.  Pero no os dais cuenta de que ese universo es como una rosquilla, y vuestro lugar está seccionado como un bosque sin árboles.
Vuestra contagiosa invidencia os impide ver y disfrutar de las inacabables maravillas que tenéis a vuestra disposición simplemente mostrando una mano al frente, una mano que siempre termina en el mismo destino, el bolsillo de la apatía.
Dueños de vuestro propio destino y creadores de vuestro propio apocalipsis.

Juan Carlos Pascual

jueves, 6 de septiembre de 2012

HACIA LO QUE TODO CONDUCE

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Las líneas, las aceras, los anhelos, las nubes, los subterfugios, las canciones, las risas, las fragilidades, los poemas, las distancias, los tiempos, los movimientos, las respiraciones, los pestañeos, los sueños, los olvidos, los viajes, las soledades, los sonidos, las imágenes, los latidos, los disparos, las presencias, las despedidas, los amaneceres, las frases, las arrugas, las lágrimas, las pérdidas, las bienvenidas, las pinceladas, las payasadas, las palabras y los pasos constantes. 
Todo te conduce a ti.

Juan Carlos Pascual

miércoles, 5 de septiembre de 2012

ESBOZOS DE MI NEUROSIS

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Nubolando mi imaginación, imaginando palabras inventadas que me irritan, irritando cielos inmaculados, inmaculando el viento que soplan mis pulmones hinchados, hinchando mis escritos, escribiendo sandeces que no llevan a ningún lado, ladeando mi temperamento para no derretirme, derritiendo el helado de chismes que me altera el paladar, paladeando la nada que se quiere hacer presente, presentando las quimeras doradas que algún día soñamos, soñando que estoy despierto, despertando mi sueño dormido, durmiendo mis paranoias sangrantes, sangrando emociones como gotas en la lluvia, lloviendo hadas de océanos angelicales esbozados, esbozando mi neurosis.

Juan Carlos Pascual